domingo, 12 de febrero de 2012

Capitulo XX: Mal Tercio

 
Pov Nohemi

Ti, ti, ti, ti mi celular sonó. Lunes, inicio de semana, ¿Por qué el tiempo se tiene que ir tan rápido cuando quisiera que se detuviera y te dejara pensar con claridad, creo que eso jamás pasara. La luz se colaba por todos lados, o la cortina estaba abierta o estaba durmiendo en el techo, abrí un ojo para reiterar, la primera opción fue la acertada. Intente hacerme la loca y hacer como... que no escuche la alarma en mi celular, pero alguien me la recordó.

-Arriba dormilona, ya es inicio de semana y hay que ir a la escuela

-No quiero- dije ronca

-No puedes quedarte encerrada de por vida

-Solo llevo una semana… y no es mala idea- sonreí y él se rio, de pronto ya no sentí mi suave cama bajo mi cuerpo y reaccione abruptamente- Pero que… Carlos bájame- comencé a moverme de manera violenta haciendo que ambos cayéramos al piso- te lo advertí- me levante velozmente y corrí hacia mi cuarto, pero el se interpuso- Carlos, déjame quedarme, no quiero ir sola a ese lugar

-No iras sola, yo te llevare

-Wow que diferencia- comente sarcásticamente mientras el solo sonreía, ¿Qué tramaba?- Al menos puedo pasar por algo de ropa, ¿no?

-Esta ya en el baño, date una ducha, te espero abajo- toco mi frente con su dedo índice- si tardas vendré por ti y nos iremos, estés como estés- bufe, le creía

Entrar a la ducha caliente fue muy relajante, sentir como las gotas de agua cubrían mi cuerpo una por una, me hizo olvidar el martirio que tendría que pasar hoy, pero bueno, nada es eterno y todo lo que inicia tiene que terminar, y a duras penas, salí del paraíso y comencé a vestirme para entrar en el limbo.


Pov Nohemí

Entrar por la puerta principal fue mas difícil que el primer día que estuve en este lugar, era como aquel día, la helada brisa me golpeaba en la cara, las miradas fijas en mi, todos esperando a que haga algo que me avergüence, que me acerque a alguien, que haga algo, pero esto era peor, ya que reconocía las caras, y hubo 5 con las que tuve que mirar a otro lado. Con las manos en los bolsillos de mis viejos jeans y mis tenis enlodados por el resultado de la última llovizna, camine hacia mi clase, tratando de ignorar las miradas, los susurros y unas que otras cosas. No recordaba que clase me tocaba, pero si sabia donde y con quien. Entre de manera apresurada y sin mirar nada más que mi lugar. El profesor ya se encontraba en su lugar, quien sabe desde a que horas, y solo se me quedo viendo, como todo el mundo. Espero 5 minutos y se encamino hacia la puerta, al parecer alguien se interpuso entre esta y el maestro, ya que soltó un comentario sarcástico. Sentí la presencia de alguien a mi lado y supe que había llegado mi compañero de banca. No lo mire, y sabia que el estaría mirándome.

La clase se me fue como una eternidad mientras miraba fijamente el reloj encima de la pizarra y el profesor me lanzaba comentarios directos sobre estar dentro y fuera de la escuela. Su piel, dura y suave a la vez, me hizo erizarme al contacto, su respiración acompasada alteraba mi ritmo cardiaco, tanto, que me atreví a mirarlo, su cabello estaba mas alborotado que de costumbre, sus gestos lo hacían ver temeroso, incluso preocupado, y en algún momento, mientras miraba desde su pecho cubierto por aquella camiseta azul marino, hasta su mano sobre la mesa, el volteo a mirarme, y cuando nuestras miradas se cruzaron, me sentí derretir. Sus ojos estaban dorados, más que nunca antes, me miraron esperando alguna reacción, pero no supe que hacer. Su mano comenzó a acercarse, vacilante por la mesa, acercándose peligrosamente a la mía, y a unos centímetros, la campana sonó, haciéndome reaccionar. Me sacudí saliendo de mi trance, tome todas mis cosas y Salí casi huyendo. “Pero que rayos estas haciendo, no rompas tu promesa, permanece constante”.

Literalmente corrí hacia mi casillero, sentía una gran pesadez dentro de mi, quería correr, huir, solo llevaba una hora de regreso y ya me quería ir, maldición no debí de haber venido.

-¿Porqué tan pensativa Nohemí?- me preguntaron a mis espaldas, me gire para responder y vi a Carlos

-Gracias a Dios- solté lo que tenia en brazos y lo abrace con fuerza

-Wow, vaya que me extrañaste

-Ni te lo imaginas sarcástico…- un momento, a la escuela no dejan entra a personas que no estudien ahí- Carlos, ¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste?

-Am, te lo digo en nuestra siguiente clase vale- ¿Siguiente clase? ¿Pero como?

-Oh por dios

-Nohemí estas invocando demasiada religión en menos de una hora no crees

-¿Cómo?¿Cuando?¿Quien?

-Me inscribieron, hace unas semanas… Alice Cullen

-Ah- debería agradecerle, pero ahora no, no creo que sea momento

-Entonces, nos vamos

-Cla…

-Nohemí ¿Podemos hablar?- me tense, el me hablaba a mis espaldas pensé que me evitaría tanto como yo lo intentaría hacer, pero al parecer me equivoque

-Tengo que ir a clases, por si no te diste cuenta he faltado una semana

-No creo que te extrañen un rato más, por favor

-Te espero o me voy, tú decides

-Ahora voy Carlos- hay que cerrar la ventana donde la ventisca da mas duro, pensé para mi. Carlos asintió y camino hacia el ala oriente para la siguiente clase. Me gire para ver de frente a mi acompañante e incline un poco la cabeza indicándole que guiara hacia donde quería ir, y hecho este movimiento comenzamos a caminar.

Camine erecta y segura, aunque me estuviera muriendo de ansiedad por dentro. Salimos por una puerta de emergencia pero el siguió su rumbo hacia el bosque, quise desconfiar, pero por alguna razón, mi mente no me lo permitió y me dijo que siguiera de frente. No supe si caminamos por unos segundos, minutos, o quizás horas, era extraño, a su lado no me importaba el tiempo, así que no supe cuanto había pasado cuando por fin se detuvo. Me detuve a unos pasos de el y espere a que hablara, al ver que no tomaba la iniciativa, hable yo.

-Si no me vas a decir nada creeré que esto es una emboscada y no saldrás bien librado de aquí

-Si creyeras eso no hubieras venido, o al menos… no sola- lo sentí sonreír, estaba en lo correcto

-Si solo vas a burlarte de mi, es mejor que me retire- me di media vuelta y de un momento a otro estaba a mi lado, tomándome de la muñeca, pero no gire mi cabeza y solo me detuve, con el pie sobre una raíz

-Espera, lo siento, es que contigo, no lo se, se me van los pensamientos coherentes y no sé que decir- ¿estará diciendo la verdad o solo lo hace para hacerme sentir bien?

-No se supone que yo debería decir eso- mi voz salió fría y monótona

-¿Y te atreverías a decirlo?-pregunto esperanzado. Gire mi cabeza y vi en sus ojos un brillo diferente.

-Si… pero no puedo decir algo que no es cierto- le dije directamente- ¿De que quieres hablar?

-Mira, si tu eres directa, yo también lo seré- me soltó el brazo- quiero que me creas… y desearía que sintieras por mi lo que yo siento por ti y…

-¿Lo que sientes por mi?

-Si… ¿me dejas terminar?- asentí al verlo fruncir el ceño- sé que investigas todo aquello que se hace llamar “sobrenatural” y que no me entenderás cuando te diga esto- se acercó peligrosamente a mi pero no me moví, solo puse las palmas de mis manos frente a su abdomen para empujarlo si hacia falta mientras que el posiciono su mano izquierda en mi espalda y su mano derecha la uso para levantarme el mentón- te amo- y dicho esto jalo mi mentón hasta su rostro y unió sus labios a los míos.

Me sorprendí, al modo de abrir totalmente los ojos, mientras veía como el pacientemente, esperaba una respuesta por parte mía, mi cerebro decía no pero mi corazón decía si, y mis labios tomaron la segunda opción como la correcta. Mis ojos se cerraron al instante y sentí como sus labios danzaban acompasadamente con los míos a un ritmo que jamás espere tocar con el. Mis manos recorrieron lentamente su espalda y terminaron enredadas en su sedoso cabello. Lo sentí sonreír y entonces caí en la cuenta, estaba besando a Edward. Comencé a oír un susurro, que fue aumentando de volumen hasta que se convirtió en un grito. “Detente” gritaba mi subconsciente y la imagen de Diego apareció en mi mente. La lágrima no se hizo esperar. Corrió por toda mi mejilla hasta llegar a mi mentón, donde la mano de Edward estaba posicionada. En el momento en que toco la gota salada se separo de mi y yo continúe con los ojos cerrados, luchando contra las lagrimas.

-Lo siento,-susurre- lo siento no puedo- dicho esto me eche a correr sin rumbo fijo siguiendo mi efluvio, pero no pare en la escuela y corrí hasta casa. Esto se estaba saliendo de control.



-Es imposible- le grite y lo mire directamente a los ojos- no puede ser que alguien se enamore en menos de un mes. Habíamos comenzado a discutir

-Y ¿Por qué es imposible? ¡No hay nada imposible hermanita!- le quise contestar pero me robo la palabra- antes de que papá conociera a mama para ti era imposible la existencia de un vampiro, también creías que era imposible que se enamoraran y ¡ah! tampoco lo fue, creías que era imposible que un monstruo como yo…

-Carlos- intente callarlo pero continuo en un tono mas fuerte

-¡Que un monstruo como yo pudiera existir!¡¿Cómo es posible que creías eso con cosas que se podían asegurar totalmente falsas y creas imposible que alguien se enamore de ti?!

-Por que es ilógico el tiempo en el que sucedió ¿Es que no lo entiendes?

-No, no lo entiendo Nohemí no todo tiene que ser lógico, o es ilógico el “tiempo” que tengo en años en comparación con mi aspecto, es lógico que el “tiempo” de un vampiro se detenga eternamente, o que ¿Me vas a decir que eso tiene lógica?

-Todo tiene lógica, Carlos, todo siempre debe tener una explicación

-Pero explícame entonces, ¿Cómo es que un vampiro conserva su misma apariencia y hasta mejorada durante años y años

-La ponzoña quema las celular por lo que estas, como hacían, entre sus funciones, el trabajo de cambio de apariencia, esta se paraliza y tiene belleza ya que al morir las células son expulsadas junto con las que ya no servían

-Si las células son las que dan vida, ¿Por qué no muere el humano al ser mordido?

-La ponzoña posee dos cualidades: destrucción y adaptación

-¿Por qué otros tipos de especies como los hombres lobo mueren al contacto con la ponzoña?

-Porque ellos ya se habían adaptado con cualidades diferentes así que el veneno solo puede usar su primera cualidad… destrucción

-¿Por qué la mayoría tienen dones?

-El veneno al usar su cualidad de adaptación hace que todas las habilidades se multipliquen por lo que si el humano ya era veloz, esa será su mayor habilidad

-¿Qué tiene que ver los sentimientos con la ciencia y la lógica

-¿A dónde quieres llegar?

-Contesta

-Son creados por la secreción de sustancias que dan diversas reacciones al cuerpo

-¿Es por esoque crees que un vampiro no puede amar a un humano en tan poco tiempo?- lo mire confundida

-No sé de que hablas, no me preguntaste eso

-No, pero tu si me contestaste- alce una ceja y espere a que continuara- según tu… un vampiro es un ser adaptado en sus habilidades, pero muerto por dentro, siendo un ser sin sentimientos

-No pongas palabras en mi boca- dije entre dientes- yo no dije eso

-No hay sentimientos sin una glándula que secrete cierto tipo de sustancias, las glándulas son órganos formados de tejidos y estos ¿De que están hechos?

-De celul…- al darme cuenta de lo que se refería, caí en la cuenta- Carlos… Carlos yo… yo no quise decir eso, ¡Estas volteando todo!- grite frustrada

-¿Me vas a decir que yo tengo la culpa de aceptar tus argumentos? ¿De explicarte lo que tu me acabas de decir? ¿Me vas a decir que te estoy mintiendo? ¿Que estoy usando tus palabras en tu contra?- pregunto con calma, pero veía la tristeza asomarse por sus ojos

-Carlos yo… tu no… eso… tu… es que… ¡Ah!¡¿Por qué haces esto?! ¡Esta no es tu batalla!-pregunte con lagrimas de rabia en los ojos

-Por que soy el único que lo puede hacer, entiendo que Edward te ama, quieras o no, él ya te ama y cada día se le nota más y más, y sé que tú también lo amas

-No, eso no, yo no lo amo, el amor es un sentimiento que se da con el tiempo, y no en unos días

-Y volvemos a empezar, Nohemí, por favor
-No, ¿Sabes? A Diego le tomo un año y medio para que le dijera un “Te amo”, ¿Entiendes? ¡Un año y medio! Y lo conocía desde que tengo memoria, ¿Ahora comprendes?

-¡Que quieres que comprenda? Que no quieres aceptar lo que sientes o el hecho de que compares a Edward con Diego, ¡Por dios, Nohemí!, Metete algo en la cabeza, el amor es ilógico, una vez tu me dijiste “El amor es una locura, mas no hay locura sin amor”, ¿Dónde quedo mi filosofa soñadora?, aquella Nohemí que pensaba con el corazón antes que con la cabeza

-Se la llevo Diego, y si no te gusta como soy ahora, lo lamento, no estoy para complacer a nadie- comencé a caminar hacia sus espaldas, pero antes de llegar a la escalera, me tomo por los hombros y me giro para que lo viera, mas sin embargo baje la mirada al suelo-Te lo informo, Diego esta muerto

-Cállate- susurre, pero hizo caso omiso

-Eso ya lo sabes, pero vives aferrada a el como si estuvieras esperando a que vuelva

-Cállate- repetí subiendo un poco el tono

-No va a volver nunca, tienes que salir adelante, seguir con tu vida, el hubiera querido eso, él amaba a la niña risueña, no a la estatua solitaria, te lo repito el esta…

-¡Cállate!- le ordene gritando y lo mire fijamente

Me miro con dolor y me soltó. Lanzo un suspiro al aire y una lágrima amenazaba con salir de su ojo izquierdo. No podría contradecirme, no porque no quisiera, si no por que no podría. Me gire y comencé a subir las escaleras, faltaba solo un escalón cuando escuche a Carlos hablar.

-Llegara el día en el que yo ya no este para hacerte entrar en razón y aparecerá alguien que sea inmune a tu don y entonces…- la voz se le quebró y dejo de hablar.

Me quede paralizada ante su comentario, el jamás había hablado de el momento en que moriría, y no pensé escucharlo hablar así. Segundos después, voltee y volví a bajar el tramo recorrido de las escaleras, pero el ya no estaba ahí, lo busque por toda la casa, no estaba por ningún lado. Camine directo al poche para seguirlo, pero donde debían estar mis llaves, solo había una caja polvorienta de zapatos, de no haber tenido mi nombre no la habría tomado, sabia que Carlos la había dejado ahí, ya que no estaba cuando llegamos de la escuela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario