domingo, 12 de febrero de 2012

Capitulo XVIII: Inicio de una Historia...

 
Pov Carlos

Verla correr de esa manera tan apresurada y a la vez desesperada entre la gente, me encogió el corazón, las ganas de… el correr detrás de ella, y estuve a punto de hacerlo, de no ser por que Alice me detuvo fuertemente con su mano y me lo impidió. Voltee a reclamarle, pero al ver sus ojos con un ligero tono cristalino y en su rostro el mismo sentimiento que yo supe que lo hacia por que... sabia como me sentía. Sabia perfectamente que el no le había hecho nada mas que decirle la verdad, eso me gustaba, lo que me hacia sentir tan culpable había sido verla así, tan indefensa, tan triste, tan… decepcionada. Alice tomo mi mano y entrelazo sus dedos entre los míos mientas daba ligeros jalones para sacarme por donde en este momento parecía estar Edward mientras que yo no dejaba de mirar el lugar por el que se había ido mi hermana. Cabizbajo, camine, o mejor dicho, fui arrastrado por mi amiga hacia aquella puerta doble de la parte trasera del lugar. Se detuvo frente a estas y soltó mi mano. Puso su dedo índice frente a sus labios mientras tomaba la barra de acero para abrir la puerta, asentí y salió. No se por que me pedía que guardara silencio si sabia perfectamente que Edward podría oírme.
No planeaba escuchar su conversación, y pensé en hablarle a Nohemi aunque si le llamaba, en su estado, me preocupaba que tuviera un accidente, la idea de Ali de meter mis llaves en su pantalón no supe por que la había imaginado, pero la verdad se lo agradezco, de no haberlas tenido, estoy seguro de que se habría ido corriendo y se mataría. Un escalofrío recorrió mi columna de solo pensarlo. La fría brisa que entraba del exterior me dio en la cara de la puerta entre abierta que había dejado Alice al salir. Hice el intento por cerrarla pero una blanca mano me detuvo y la abrió. Mi amiga entro con una cara fría, sinceramente no la había visto así, ni cuando se pierde entre sus visiones, me miro a los ojos y sentí como si quisiera desvanecerse por un rato pero sabíamos que no era posible, le diría que se alejara por un rato hasta que las cosas se tranquilizaran, pero sabia que me diría lo mismo y nuestra contestación seria la misma ya que esa era una de las cosas que teníamos en común, querer se el pilar de la familia, el que todo lo soporta y todo lo enfrenta, el que no se deja caer por mas profunda que sea la herida.
-Solo es la primera prueba, ya veras que todo sale bien- asintió
-Lo se, pero no se a quien les duele mas, si a nosotros… o a ellos
-No lo se tampoco yo, pero… quisiera hablar con el
-Tuve esa impresión desde un comienzo, por eso te traje, te esta esperando afuera- puso una mano sobre mi hombro y al bajarla lanzo un largo suspiro y se alejo.
Abrí de manera sencilla la ligera puerta que daba hacia el exterior. Desde aquí se podía observar cada detalle de la ciudad, como si se encontrara en una colina. Todas las luces hacían un hermoso resplandor en esta noche tan lúgubre, no entendía el clima, cuando entramos había una noche clara de luna llena y ahora que salía, ya estaba casi totalmente lleno de nubes. Edward se encontraba con la mirada perdida hacia la entrada principal del lugar, como esperando que sucediera algo. Sus ojos se estaban tornando un poco obscuros, no se si era por la poca luz pero sus ojos no brillaban tanto como hace unos minutos con mi hermana, tenia su mismo gesto o hasta podría decirse que el estaba peor. Me detuve a unos cuantos pasos de el y me anime a hablar en cuanto lanzo un sonoro suspiro.
-Como pueden cambiar las cosas de un segundo a otro no crees, es increíble como sucede, pero sucede y no podemos hacer nada para evitarlo
-Yo pude evitarlo, pero sin embargo lo alenté- su rostro bajo hacia el suelo y sus manos se tornaron puños
-No, no podías evitarlo… puede que si no se lo hubieras dicho hoy, según tu parecer, lo hubieras evitado, pero te conozco, y si hubieras hecho eso, solo hubieras pospuesto lo inevitable- cruce mis brazos
-Y ¿Por qué no se lo dijiste tu? Eres su hermano ¿no? No se supone que debes de protegerla de…
-Si, si soy su hermano -lo interrumpí antes de que se insultara el mismo-, pero eso… no me correspondía a mi, y si, la protejo, yo la protejo de todo lo que le pueda hacer un daño fuerte
-No te comprendo- susurro- yo si hubiera estado en tu lugar, hubiera evitado esto, pero no lo hiciste… ¿Por que?
 
-Edward, no te voy a mentir diciendo que es por que eres mi amigo, o por que Alice también es mi amiga, Nohe me ha enseñado que mentir para hacer bien, también hace mal- mi mirada se desvió hacia el ya nublado cielo y comencé a sollozar- tampoco te puedo decir que verla así me hace feliz, es mi hermana y me duele mucho mas por que se que pude prevenir esto, pero… no quise hacerlo, se que ahora est...a sufriendo pero, ¿sabes?, hace tanto tiempo que no la veía sonreír totalmente sincera, y me sentí tan bien de verla así… aunque te lo juro que estoy totalmente celoso, por que por mas que lo he intentado, por mas sonrisas que me muestre, yo se que ninguna es del todo feliz, del todo verdadera- una lagrima traicionera se corrió por mi mejilla, pero no me moleste en limpiarla para voltear a ver a Edward que me observaba fijamente- si en un mes, le devolviste esa sonrisa, no se lo que pudieras hacer si estuvieran juntos, se que oigo como Alice al intentar juntarlos, pero, dime, tu, al ser el hermano de Alice, ¿no preferirías que fuera totalmente feliz?, ¿que ella misma lograra cruzar los obstáculos que le da la vida y mejor que te tenga para superarlos?
Edward me miro como si estuviera hablando en idioma inexistente e incomprensible, pero sabia que estaba reflexionando todo, y su estado de animo lo hacia pensar de manera lenta. Sus ojos cristalinos, como si quisiera llorar se volvieron a desviar hacia otra parte que no quise identificar y me contesto.
-Se que imprudentemente también haría lo mismo, pero, creo que la sonrisa es lo único que le podre devolver- se le quebró la voz al final
-No seas tan pesimista Edward- me acerque hasta su lado y puse mi mano sobre su hombro- mi hermana te adora
-Creo que después de hoy no lo hará
-Edward…
-¡No estoy siendo pesimista Carlos ! Tu no la viste en ese momento, el brillo que tenia se opaco, su sonrisa se volvió una línea tensa, su voz se agrio hasta volverse fría como el hielo, y sus ojos…- se volteo a verme- sus ojos se volvieron cristalinos y se veía traicionada, decepcionada, triste…
-Edward, eso se le va a pasar, solo tienes que darle tiempo, y no, no estoy pensando en un imposible ni estoy soñando, la conozco mejor que nadie, es mi hermana, y se como reaccionara, confía en mi- asintió nada seguro, estoy seguro de que si pudiera, estaría llorando también el.
-Puedo hacerte una pregunta- asentí- ¿por que reacciono así?- mis ojos se cerraron al momento - Carlos esta bien sin no me puedes contestar yo…
-No, tranquilo, suele sucederme- sollozo- lo que pasa es que- sollozo- para contestar esa pregunta- sollozo- tienes que saber toda la historia, una historia- suspiro- que no es nada fácil de contar, puede que los detalles parezcan insignificantes, pero nos marcaron la vida, y comenzó con la única persona que le vino a arruinar toda su existencia- baje la mirada al suelo
-Y ¿Quién fue?- pregunto impacientemente, pero de manera calmada
-Yo
Pov Nohemi
De alguna manera logre llegar a casa, metí la motocicleta en el garaje y corrí adentro sin siquiera verificar si la puerta de este estaba cerrada al final. “Edward es un vampiro, Edward es un vampiro…” resonaba con fuerza en mi cabeza, las paredes se vieron mas grandes, el espacio se me volvió mas pequeño, y me faltaba el aire. Las lagrimas no paraban de salir, aunque no quería llorar, ...llorar era de débiles, me lo había dicho Eliot cuando me veía llorar por… el. ¡¿Por qué me llegan sus recuerdos justo ahora?! Me puse en cuclillas y apoye mi cabeza en el piso. Un pequeño calor se posiciono en mi cabeza y se movió demasiado lento, por lo que supuse era Kiara. Comenzó a darme de lengüetazos por toda la cara, como si supiera que los necesitaba, pero aunque hizo un gran esfuerzo, eso no cambio mi estado de ánimo. Mas y mas recuerdos llegaban a mi mente: su voz, sus ojos, su piel, su cabello, su sonrisa, su olor, todo, todo absolutamente todo y luego algo que nunca esperé que hiciera mi mente paso, Edward… mi mente lo comparaba con el. No, no podía dejar que sucediera, no podía dejar que se metiera en mi mente, que borrara su recuerdo, o peor… que lo suplantara. Me levante por ipso- facto y corrí escaleras arriba hacia mi habitación. Cerré de un portazo y luego me dirigí a la ventana. El frio se colaba por todos lados y me hacia tiritar, así que cerré la ventana de un golpe.
Mis pasos se volvieron silenciosos conforme me iba acercando a mi cama y pareciera que algo quisiera salir de debajo de esta, ya sabia que era, y no quería ver mas sin embargo, quería saber por que justo ahora deseaba abrirla. Me acerque al acolchonado enredón de seda floreada que me regalo Carlos la ultima navidad. Me arrodille al lado de mi cama y me asome por debajo de ella, ahí había un pequeño tapete de estrellas negras, envueltas en un brillante color amarillo. Me levante y empuje mi cama hasta el borde izquierdo de mi cuarto, tirando mi buro, y al parecer, algo mas que sonó como vidrio al caerse y por la fuerza que puse, se rompió. Mas sin embargo no verifique tampoco que había roto, era extraño, pero sentía que debía ver algo, algo que olvide, pero no sabía que, sabia exactamente que había en ese lugar y como me pondría la verlo, claro que ahora, ya no me podía poner peor. Quite la tela adornada y metí la mano entre las salidas tablas que se encontraban ocultas en ese lugar. Había encontrado ese escondite desde el día en que había llegado, y no desaproveche la oportunidad de usarlo, ya que era solo un cuadro de tablas que se podía esconder muy fácilmente. La madera rechino mientras la levantaba fácilmente con mis manos. El polvo que levanto por la antigüedad de estas, me hizo estornudar varias veces, para al final, abrir completamente aquel hueco en el suelo. Dentro había varias cosas pero la única que creía que necesitaba en este momento, era el álbum de fotos que ocultaba ahí, no por que contuviera algo prohibido, si no por que traía fuertes recuerdos.
Me di cuenta del tiempo que transcurría por las lagrimas que caían en la caratula de piel con bordados blancos en su marco y cristales de diferentes colores, hecho a mano para mi. Me levante con el libro en manos, lo puse en mi cama y la volví a su lugar, para que nadie se diera cuenta del agujero escondido en mi habitación. Me senté al borde del suave colchón y volví a tomar aquel álbum, que por lo que pesaba lo sentía lo mas pesado que había tomado. Subí mis piernas a la cama y apoye aquellos recuerdos en ellas.
Comencé a ojear, ver las fotos me hizo querer caer de nuevo en aquella tristeza que ocultaba hasta el fondo de mi alma, pero no me deje, no aun. La mayoría de las fotos eran de el y yo, unas con mi hermano, y otras con Eliot, por suert...e, ninguna donde estuviera mama, lastima que si tuvo la desgracia de conocerla. Hubo una que llamo mi atención, en ella no salía yo, eran los puros varones, y hasta el fondo, sin que se pudiera percibir a ojo humano, se lograban percibir unos brillantes ojos rojos en una obscura silueta negra, pero ¿Qué me quería decir esto? ¿Qué mama nos vigilaba? ¿Por qué esta foto llamo mi atención? Estaba frustrada y comenzaba a desesperarme al no tener las respuestas a mis propias preguntas por lo que lance el libro, dejando una fea marca en la pared. El sonido de una carrera muy veloz me tomo por sorpresa, sacándome de mi pozo de preguntas. La puerta se abrió abruptamente y Carlos se sentó a mi lado y sin decir nada, me abrazo, y aunque quise evitarlo a toda costa, me puse a llorar. “Ya paso mi niña, ya paso” me repetía una y otra ves mi hermano mientras masajeaba mi hombro y cabeza con sus manos y dedos, tratando de tranquilizarme, mientras las lagrimas corrían abruptamente por mis mejillas y de un momento a otro me sumí en la inconsciencia, dejándome llevar por el cansancio, esperando que quizá al despertar, todo fuera una pesadilla...

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