domingo, 12 de febrero de 2012

Capitulo XVII: Dura verdad

Pov Nohemi

-Nohe… Nohe- vi una mano pasar repetidas veces frente a mis ojos, sacándome de mi trance.

-Ehhh….. ¿Qué?… ¿Ya llegamos?
...
-Si eso significa que aun no arrancamos de en frente de tu casa…- le di un golpe en el brazo, supongo que no le dolió ya que se rio- aun no salimos, ¿Dónde esta tu cabecita?

-Creí que leías mentes, esto es decepcionante- guardo silencio y me pregunte si había hecho algo mal.

-Si puedo, pero a veces contigo es imposible- rodé los ojos- oh vamos, no te comportes como niña- le saque la lengua- Claro, no lo haces, verdad, me retracto ni-ña

-Que bien ni-ño-me reí.

Por eso te quiero… un momento… ¿yo pensé eso?. Agite fuertemente la cabeza y asuste a Edward, o al menos eso creo ya que tenia una enorme sonrisa que se volvió una línea inexpresiva, aunque en sus ojos había un brillo extraño. Creí que era la única persona loca de Forks pero bueno, me alegra haberme equivocado.

El camino de la carretera se estaba volviendo aburrido cuando de la nada Edward puso música, pero no cualquier música, si no la que traía en la cabeza en ese momento, y en la misma canción, este es brujo, pensé de inmediato. Creo que debo tomar en serio eso de que lee mentes. Lo mire extrañada por un rato que pareció muy largo. Me miro de reojo y sonrió travieso, mientras que yo bajaba furiosamente mi mirada, extrañamente avergonzada.

-Ya pregúntame o te vas a quedar con la duda- dijo riendo y me confundió- tienes una cara de duda que se nota a kilómetros, lo que no se es, porque- le sonreí

-Me lo han dicho- muchas veces- lo que pasa es que, bueno tengo dos dudas- asintió- la primera, ¿Cómo supiste que quería esa canción?

-Tengo mis dones, recuerdas

-Ja, ja, si claro- se quedo callado-¿Por qué… pff, no nada, olvídalo

-Nohe…

-No insistas, y olvídalo, vale

-Esta bien, pero puedo hacerte yo una pregunta

-Todas las que quieras, mientras no sean muy humillantes

-No te preocupes, am, mi pregunta es… ¿como es que te gusta este tipo de música? No te ofendas, pero no tienes cara de…

-Si, lo se, lo se, yo tampoco sabia que me gustaba hasta que un amigo me dijo que la escuchara, y la verdad me encanta desde entonces

-Entonces… “Three cheers for sweet revenge” ¿enserio?

-Ahora también eres critico, ¿No?, no digo que a todo el mundo le guste, pero no te burles

-No lo hago, perdón si parecía que hacia eso

En toda la plática comencé a pensar algo que no se me había ocurrido hasta ahora, si no le gustaba esa música, ¿Por qué rayos tenía un disco, o al menos solo veía uno, de una banda que no le gusta? Como hacia cada vez que terminaba de reflexionar, lance mi mirada, apodada inquisidora por mi querido hermanito Carlos. Siempre decía que cada vez que lanzaba esa mirada, era como una madre acusando a su hijo después de haber descubierto un error y esperando a que el lo descubriera, y pues mas o menos esa era la idea. Lo mire por lo menos unos cinco minutos con mi ceja alzada esperando una respuesta por sus miradas de reojo, que cada vez se hacían mas constantes.

-Estoy esperando Edward

-¿Esperando que?- solo volví a levantar la ceja y lanzo un suspiro de rendición- si, ya sabia que te gustaba ese tipo de música, y si, lo compre por eso, y solo por eso

-Edward, no debiste

-Pero lo quise hacer y lo hice, y bueno, son tuyos

-Edward por favor…
-Mira, no me vas a convencer, y si no los quieres, déjalos ahí, no importa

-Pff, te odio Edward Cullen

-Pero también me quieres

-Odio eso, se rio y continuamos el camino solo con la música

-Hey Nohe, Nohemi, ya llegamos-

-Lo… lo siento Edward, jamás me duermo en un auto, jajá, pero me pierdo- ambos reímos

-Ya me he dado cuenta, pero mejor nos bajamos antes de que Alice vuelva a molestarse, y esta vez se salga con la suya- suspire.

Hice el ademan de abrir la puerta pero, como siempre, Edward estuvo frente a la puerta antes que yo, y me ayudo a bajar.

-Tengo que preguntar…- dijo cuando cerró la puerta del auto- ¿ya no me odias?

-No lo se, tal vez si tal vez no, ¿tu que me dices?

-Te digo que dejes de comportarte como una niña y entremos de una vez

-Primero contéstame algo- quedo callado- ¿Adonde me has traído?- se rio y me llevo camino a lo que parecía ser una Antro, pff, genial

-Solo a un lugar al que nos gusta venir

Las luces de la entrada estaban tan alto que me fue imposible saber donde estaba. Caminamos hasta la entrada, donde nos estaban esperando todos los demás. Alice me recibió con una mirada picara a la que no le halle ningún sentido, mientras Carlos le daba un codazo. Comenzaron a caminar por el centro de una multitud de gente que esperaba para entrar, mas sin embargo, los Cullen no se formaron como yo pensé, si no que se dirigieron hasta el hombre que cuidaba la entrada, que en lugar de hombre parecía gorila, si lo hubiera visto junto a Emmett no lo hubiera reconocido. Rosalie y Alice se acercaron hasta sus oídos y pronunciaron algo en un susurro. El hombre asintió y abrió la cuerda. Montones de gritos y quejas por parte del comportamiento del guardia vinieron desde la multitud haciéndome bajar la cabeza. Edward pasó su brazo por mi cintura y me dio un suave jalón para entrar. Caminamos por un pasillo totalmente negro, aunque a ratos se veían luces coloridas y una música muy alta. Nos detuvimos frente a una puerta que Jasper abrió con una llave de su bolsillo. Con que los Cullen tienen trato especial, eh. Subimos por unas escaleras por las que, puedo jurar que si no hubiera tenido el brazo de Edward alrededor de mi cintura, no hubiera avanzado ni el primer escalón a pie. Llegamos a un balcón y conforme nos fuimos acercando me di cuenta por que les gustaba este lugar, ¡Era fantástico! Y mucho mejor desde nos encontrábamos, ya que todo se veía increíble. Camine hasta lo que parecía ser un barandal que limitaba el balcón para observar a mi alrededor; los colores, la música, las luces, pareciera un ciego que estaba viendo por primera vez.

-Lo estas disfrutando verdad- tan sumida estaba en mi cabeza que me sorprendió la voz que me hablaba- cuantas veces tengo que preguntarte, que es lo que tienes en tu cabecita

-Las veces que necesites para descubrir lo imposible- ambos reímos

-No me has contestado

-Pues para serte sincera, si y mucho, jamás había venido a un lugar como este, ni siquiera en alguna graduación o fiesta, no se… de alguna manera creí que era aburrido

-Y aun lo crees

-Tal vez, acabo de llegar y pues, el futuro no esta cincelado en piedra

-Estoy de acuerdo en eso, así que, ¿quieres bailar?

-Ja, ja, claro, si quieres perder tus pies- bromeé con seriedad, o mejor dicho, hable sarcásticamente

-Eso es un si

-¿Estas hablando en serio? Te acabo de decir en pocas palabras que soy pésima bailando y aun quieres bailar conmigo, ¿Qué es lo que te sucede?

-Me sucede que no puedo creer que alguien como tu, no sepa bailar

-¿Alguien como yo?

-Si alguien como tu, desde que entraste, pareciera que la música te relaja y te atrae demasiado, movías la mano, el cuello, pareciera que estuvieras cantando sin voz…

-Eso no es cierto

-Entonces, ¿miento?- asentí sonriendo, no tenia pruebas- en este mismo momento estas moviendo tu pie al ritmo de la música, así que te pregunto, ¿miento?

-Oh, Diablos Edward, por favor, tienes que ser tan malditamente observador

-Si lo lamento, así soy yo…-me reí, esa era mi frase- así que… ¿Bailamos?

-¿tengo otra opción?- sonrió y bajamos por otras escaleras que llegaban a unos pasos de la pista. Esta me la pagas Edward Cullen

Pov Carlos

Me acerque a la barra y pedí un refresco. Al momento que me lo entregaron llego Alice y me lo arrebato de las manos con una sonrisa demasiado grande.

-Oye, yo se que tu no tomas, me lo podrías regresar- se rio y me lo devolvió- pero aun así quisiera saber porque tienes esa sonrisa del gato Cheshire en tu carita enana

-Bueno, si vieras quien esta bailando quizá te dieras cuenta

Me sentí algo confundido pero aun así voltee a ver la pista de baile y vi algo que me sorprendió, Nohemí, mi preciosa, estaba bailando. No es que nunca bailara pero jamás lo hacia en publico desde aquella noche que su vida cambio, pero no terminaba de sorprenderme, porque, además de todo, ella, estaba sonriendo, una radiante sonrisa brotaba de sus labios, una que no había visto hace años, y que soñaba con volver a ver. Aunque para ser sincero estaba celoso de no haber sido yo quien se la devolvió, me hacia muy feliz que volviera a ser la niña alegre y positiva de antes. Quizás me estaba adelantando a los hechos, pero, tenia la esperanza de que fuera así. La mano de Alice se deslizo por mi mejilla, donde una lágrima traicionera me había delatado en aquella cadena de pensamientos que estaban formándose en mi mente. Me gire a verla, en sus ojos había un sentimiento de alegría inhumano.

-La extrañas, ¿No es así?

-Hay Ali, si la hubieras conocido en esos días, jamás hubieras creído que se hubiera vuelto como es ahora, seguirá siendo la misma por fuera, pero cambio demasiado en su interior.

-Ya me has dicho que cambio, lo que no me has dicho es ¿Por qué?

-Es una larga historia- desvié la mirada hacia, lo que mi hermana llamaba, el infinito- una larga historia que ella y solo ella te puede contar, si te digo que todo esto es por un antiguo amor… me quedo muy corto, y no, no es bueno que comiences a especular y atar cabos sueltos, por que no vas a encontrar el motivo jamás.

-Pues estamos igual, solo que yo, jamás en la vida, había visto a Edward tan feliz, el siempre se cubrió con una faceta de amargura, de serio, lo he visto sonreír, lo he visto triste, pero jamás así, siento como un alivio, algo extraño, que me hace querer brincar de emoción cuando veo la parejita que logramos formar, con mucho esfuerzo.

-Esperemos que no se lastimen demasiado cuando sepan que son cada uno, eh Alice- no me contesto y voltee a verla, sus ojos mostraban tristeza, dolor y… perdida- Alice, ¿que sucede, que ves?

-Edward… le dirá todo… esta noche

Pov Nohemí

La música retumbaba en el lugar haciendo que solo gritar fuera el medio de comunicación entre las personas. Ambos nos reíamos de los pequeños accidentes que el otro tenia hasta que de un momento a otro Edward se quedo callado y su faceta de serio apareció, esto no era bueno.

-¡Nohe!

-¡¿Que sucede Edward?!

-¡¿Podemos hablar en un lugar donde te pueda escuchar?!

-¡Te sigo!

Tomo mi mano y nos dirigimos a un pasillo, idéntico al de la entrada pero un poco mas pequeño, había varias puertas pero no abrimos ninguna y seguimos caminando. Se detuvo de repente y choque contra el por accidente. Me disculpe pero el no dijo nada y comencé a preocuparme. Abrió una puerta y la luz de la luna nos dio en la cara. La gélida brisa del aire me hizo respingar. Edward me vio y se quito el saco para ponerlo sobre mis hombros. Me sonroje un poco pero no se veía por la poca luz que mostraba la noche. Pase mis manos por las mangas que me quedaban un poco grandes. Edward tomo aire y se dispuso a hablar, pero no dijo nada, no sabia como empezar.

-¿Qué sucede Edward? ¿Estas bien?

-Si, perfectamente- guarde silencio para que prosiguiera- Nohe, en el poco tiempo que te he tratado, me di cuenta de que eres una persona muy tierna, con su propio carácter- agache la cabeza- sinceramente, me gustas, pero hay una cosa que me preocupa- comencé a asustarme- eres demasiado observadora- alce la mirada confundida- déjame terminar… no digo que eso sea un defecto, pero para mi es…

-¿Un problema?

-No, no es eso, es una complicación, ya que se, que te has llegado a inducir conclusiones que pueden ser ciertas sobre mi y… sobre lo que soy- sobre lo que es, no lo entiendo, por que no le gusta que lo observe, o pareceré una acosadora… diablos- Nohe, no me molesta lo que observes en mi o mi comportamiento, si no lo que averigües y concluyas, se que tus investigaciones, hubieran llegado hasta el final de no ser por un factor, un obstáculo que te impide acertar en todo, todo lo que has pensado, ya que todo es verdad, y se… que fuiste a la Push por eso, y que, lo sabes todo Nohe- ¿un factor? ¿De que me esta hablando?- estoy hablando de mis ojos Nohemí

Mi rostro debió demostrar la sorpresa que en ese momento sentía, ¿Cómo pudo contestar mi pregunta? Yo solo la pensé, “se que soy bueno leyendo mentes” me llego un flash de aquella vez que me lo dijo, como si fuera una clave de lo que me estaba diciendo, y mas y mas recuerdos me llegaron a mi mente… aquella vez que platique con Jake en el parque, antes de que me insinuara que Edward y yo estábamos juntos “no se como pueden gustarte, los fríos no deberían juntarse con humanos, lo tienen prohibido” , también cuando hable con Carlos “Se que te gusta, pero por favor no vallas a huir si descubres algo diferente en el” y de repente lo comprendí todo, la rapidez con que se aparecía en cualquier lugar, su sensibilidad ante la sangre, su increíblemente grande fuerza, su gusto por la velocidad, sus desapariciones los días soleados y que sus ojos no me dejaban concluir, los suyos eran dorados, un truco para no saber que en verdad… deberían ser rojos. Comencé a hiperventilar, hizo el ademan de acercarse pero por cada paso que dio, yo retrocedí dos. Todo este tiempo lo supe, y jamás lo pude ver con mis ojos, eso fue lo que me engaño, todo este tiempo he sido amiga de uno de ellos, como pude cometer ese error, se lo prometí a mama, se lo prometí y no puedo fallarle, ¿por que el?, ¿por que el también?, ¿no pueden dejarme en paz?, no puedo romper mi promesa, no voy a romper mi promesa. El me seguía viendo, preocupado, se veía como si acabara de cometer el error mas grande de su vida, y quisiera remendarlo, camine hacia la entrada de manera apresurada lo sentí detrás de mi y me tomo el brazo.

-Nohe, espera, por favor- su voz se oía rota y demasiado triste, mas sin embargo en ese momento no me importo. Las lágrimas en mis ojos amenazaban con salir, tenia que irme de allí.

-Suéltame Cullen- mi voz se oía monótona y demasiado fría, lo que lo hizo soltarme.

Corrí por todo el pasillo y Salí por el mismo lugar donde había entrado horas antes. Me pare la entrada y volví a contemplar la luna.

-¿Por qué me tiene que pasar esto justo a mi?- pregunte en un susurro

Busque en las bolsas de mi pantalón algún dinero para regresarme a casa pero encontré algo que no tenia, unas llaves, las llaves de la moto de Carlos. No lo pensé dos veces y me monte. No sabia donde estaba ni a donde iba, lo único que quería era escapar.
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